Cócteles

Este mercado recientemente restaurado, se construyó basándose en el éxito del Mercado de San Miguel. Se distingue del famoso Mercado de San Miguel porque es un nuevo establecimiento con un toque elegante y moderno al contrario del tradicional mercado del en el centro de la ciudad.

Hay una terraza bar que asombrosamente no es muy cara considerando la clientela y el área donde está ubicada. En el segundo piso hay muchos puestos sirviendo tapas de todo tipo. Una vez más, los precios no son tan altos como hubierais pensado después de mirar la fachada del lugar.

Bulevar es un bar animado y tenuemente iluminado con una terraza en la Plaza de Santa Bárbara. Adentro, la iluminación parece casi como la de una atmósfera de club, pero a pesar de esto siempre podéis tener una conversación calmada debido a que hay puestos cómodos y una música no muy fuerte.

La parte trasera del bar está decorada con botellas de colores. Las mesas son interesantes debido a que hay algunas con formas irregulares. Es uno de esos bares donde estáis feliz ya sea que estéis de pie o sentado, en la noche con cócteles o en el día con algunas cervezas.

En los meses de verano, Bulevar tiene una linda terraza, pero si sois lo suficientemente suerteros como para conseguir una mesa, deberéis esperar un servicio más lento.

Esta es la segunda sede que Saporem ha establecido en Madrid después del éxito de su primera sede en Las Letras. Es más bien un restaurante pero tiene un pequeño bar a la entrada, el cual es animado y moderno.

Una nueva tendencia en Madrid consiste en fusionar varias ideas en un solo lugar, y Saporem sigue dicha tradición. La puerta del bar anuncia arte, bebidas, cine y jazz, pero desafortunadamente el arte y el cine no han comenzado aún. Un puntaje de dos de cuatro no está nada mal, al menos tenemos algo con lo cual conformarnos.

Tiene una audiencia joven y animada y una atmósfera relajante. La Realidad se especializa en gin-tonic, una moda algo pasajera de Madrid. Con cada bar intentando superar a su vecino, este lugar tiene su encanto. Una de las cosas que más me gustan de este bar es que está cambiando constantemente. El papel tapiz siempre parece estar lleno de nuevos graffiti o de las últimas tendencias artísticas.

La estancia delantera tiene una barra en forma de U, la cual divide la habitación en dos. Hay pequeños libros o "micro-poesía" colgando de la barra. La decoración es interesante, es diferente en cada silla. Por ejemplo, la parte trasera del bar está llena de sillas pequeñas. Quién sabe, tal vez había una una guardería cerrando y La Realidad obtuvo las mesas y sillas por un precio bajo.

Un pequeño bar que a pesar de estar lleno de porquería, es excelente. La propia entrada os cautiva con sus luces de neón color azul y verde y en cuanto entráis hay lámparas, candelabros, bolas de disco, imágenes, fotos, espejos. Cada centímetro está decorado con algo.

Hay una pequeña terraza en la parte de afuera pero eso sería ir en contra del propósito de este bar. Tenéis que entrar para experimentar la descarga sensorial que El Imperfecto ofrece. Con sus pequeñas sillas y mesas y el personal amigable, se forma un ambiente muy acogedor.