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Uno de los tradicionales bares de Madrid, originalmente parte de una cadena de bares que fue fundada en 1892. Bodega de la Ardosa fue uno de los primeros bares en Madrid que sirvieron cerveza extranjera como Guinness. De hecho, por alguna razón desconocida, sirven las lagers de la misma forma en que sirven la cerveza Guinness. La sirven hasta la mitad, dejan que la espuma se asiente y luego sirven el resto.

Algo interesante sobre este bar es que tiene una pequeña habitación escondida en la parte trasera a la cual sólo se puede acceder yendo por debajo del bar. Es un buen lugar para ir cuando está lleno ya que usualmente podéis conseguir un buen sitio o al menos un lugar para poner vuestra cerveza. La comida es típica española y de muy buena calidad.

El Viajero es un clásico de La Latina. Con tres pisos, es uno de los bares más grandes en la zona y ha sido renovado recientemente con una ligera y moderna atmósfera.

El primer piso ofrece wifi gratis durante el día y comida durante la noche. Tiene mesas de acero inoxidable y paredes de ladrillos. Al final de las empinadas escaleras, encontraréis el segundo piso, el cual es muy cómodo con grandes ventanas y muebles vintage. Las paredes están decoradas con viejas cajas de vino, flores y vegetación. Es un buen contraste al estilo moderno del primer piso. En el día podéis sentaros y tomar una bebida pero en la noche se atesta de gente.

El tercer piso tiene una increíble terraza pero por alguna razón, permanecerá cerrado hasta el próximo verano, así que tendremos que esperar y ver si también ha sido sometido a una transformación.

La Catrina es un pequeño bar mexicano en Malasaña. El exterior os hace formar una idea de lo que esperaréis en cuanto entréis. La puerta esta adornada con un gran motivo de una calavera mexicana y un corazón humano. He escuchado decir que La Catrina es un restaurante pero no os dejéis engañar. Sirven comida pero este lugar es un bar, de cabo a rabo.

Apenas entráis al bar, la temática os queda clara: kitsch mexicano. Algunos lugares se resisten pero La Catrina no, es como si el interior hubiera sido decorado por un crío de 6 años proveniente de Tijuana. Hay juguetes en casi todas las estanterías, desde todo lo relacionado a los típicos luchadores de lucha libre hasta figurillas de Homer Simpson. La Catrina no se limita a juguetes, todas las cosas mexicanas memorables como calaveras, vírgenes y demás, se encuentran aquí.

En cuanto a la comida, he leído buenos comentarios acerca de ella pero nunca la he probado. Tampoco me he sentado ahí. Como mencionaba anteriormente, este es un maravilloso bar mexicano. Un lugar para beber micheladas y margartias o si estáis de buen humor, tomad una botella de tequila.