Tapas

La Trastienda es un pequeño bar con vista a los Jardines de Las Vistillas, ubicados detrás del palacio. El bar no tiene terraza pero durante el verano, las grandes ventanas os dará una sensación similar si tenéis la suerte de conseguir una mesa al frente de una de ellas.

El bar tiene una decoración simple, paredes revestidas de roble y sillas de roble; todo esto combinado con el personal atento y la música de jazz, me recuerda más a Suiza que Madrid.

Me ha costado encontrar mi arenque en escabeche favorito en España pero un plato similar es el de boquerones en vinagre, en el cual se usa un pescado más pequeño parecido a una anchoa. En La Trastienda preparan una deliciosa versión casera.

Entrar a Lolina se siente como ser transportado a un sitcom de los 70s. El estilo vintage está por todas partes. Vale la pena visitarlo tan sólo por el papel tapiz. Recomiendo que vayáis directamente al bar a pedir vuestra bebida o te quedareis esperando por siempre. El lugar se llena tanto, que para llegar al bar, tendréis que pasar a través de la multitud.

Durante el verano, las grandes ventanas que dan a la calle se abren. En invierno puede ser algo frío pero en la planta baja hay unas cuantas sillas. El bar se llena un poco menos ahí abajo así que si queréis algo de intimidad, ese es el lugar al cual acudir.

En cuanto a la comida, me gustan más las alitas y costillas que el quiché y el pastel pero la comida del lugar es buena y no es tan costosa. También tienen wifi gratis pero sólo de lunes a viernes.

Este mercado de comida tradicional ha sido renovado y convertido en un “espacio culinario”. Los puestos tradicionales en los que se solía vender ingredientes, han sido remplazados por barras y selecciones de extraordinarias tapas. Este es el primero de muchos mercados en someterse a esta transición y todavía es el más popular, especialmente entre los turistas, debido a su ubicación en el histórico centro de la ciudad.

Aunque es muy concurrido y turístico, es un excelente sitio para tomar cava y comer un par de tapas antes de dirigirse a La Latina o Sol por el resto de la noche.

Este mercado recientemente restaurado, se construyó basándose en el éxito del Mercado de San Miguel. Se distingue del famoso Mercado de San Miguel porque es un nuevo establecimiento con un toque elegante y moderno al contrario del tradicional mercado del en el centro de la ciudad.

Hay una terraza bar que asombrosamente no es muy cara considerando la clientela y el área donde está ubicada. En el segundo piso hay muchos puestos sirviendo tapas de todo tipo. Una vez más, los precios no son tan altos como hubierais pensado después de mirar la fachada del lugar.

Tiene una audiencia joven y animada y una atmósfera relajante. La Realidad se especializa en gin-tonic, una moda algo pasajera de Madrid. Con cada bar intentando superar a su vecino, este lugar tiene su encanto. Una de las cosas que más me gustan de este bar es que está cambiando constantemente. El papel tapiz siempre parece estar lleno de nuevos graffiti o de las últimas tendencias artísticas.

La estancia delantera tiene una barra en forma de U, la cual divide la habitación en dos. Hay pequeños libros o "micro-poesía" colgando de la barra. La decoración es interesante, es diferente en cada silla. Por ejemplo, la parte trasera del bar está llena de sillas pequeñas. Quién sabe, tal vez había una una guardería cerrando y La Realidad obtuvo las mesas y sillas por un precio bajo.